Varios hombres, bastante más de los que se cree, viven meses y también años con una duda que los carcome por dentro: ¿es mi hijo verdaderamente mi hijo? Pero la exposición, el padecimiento, las probables peleas o el hallazgo de una infidelidad se interponen entre todos esos padres dudosos y la realidad.
Por otro lado, en España, algunos pocos descubrieron hace unos años que el número de padres con inquietudes era tan enorme, que se vislumbraba en ese grupo el nacimiento de un enorme negocio. Este país está viviendo en la actualidad una explosión de consumo de tests caseros de ADN que son, dentro de todo, fiables, accesibles y, lo más relevante, anónimos.
Los estudios que se necesitan en la Justicia de España y se hacen por medio de los laboratorios del Centro Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, necesitan de un registro de datos y de un desarrollo burocrático que puede ser agotador. La opción de CeFeGen -el centro de diagnóstico clínico que da este exitoso sistema- es alcanzable por medio de internet o telefónicamente. Consigue con llevar a cabo el pedido para recibir de manera rápida un kit que despeja con una fiabilidad cercana al 99,99 por ciento las inquietudes sobre una eficaz o falsa paternidad. El pack tiene dentro únicamente unos hisopos, normas y un formulario para cumplimentar que no necesita de información o datos personales.
Según las empresas que se ocupan de este negocio, las ventas de estos kits se han disparado en los años anteriores por el progresivo abaratamiento de los costos de estos servicios, comparando con años pasados. En la actualidad el valor es de 200 euros, la mitad de lo que solía valer hace diez años.
Cómo es la prueba
«Lo que es casero es la toma de la muestra», aclaró Mercedes Alemañ Romero, la gerente y directora técnica de CeFeGen, centro que registró en el año anterior un incremento del 20 por ciento de ventas. «Pero la prueba en sí se hace en el laboratorio», indicó, donde se examina el ADN de las muestras aportadas para detallar si existe o no vínculo.
Alemañ detalló que esta clase de pruebas tienen la misma fiabilidad que un test de validez legal porque el trámite «es igual». Sencillamente el entusiasmado recibe 4 hisopos -dos para el hijo/a y dos para el padre- que se frotan en la cara interna de la mejilla izquierda y derecha respectivamente a lo largo de 20 segundos. Tras el envío de las muestras, en un período aproximado de una semana el resultado llega al mail del entusiasmado. Y se descubre la realidad.
Aunque el exámen más habitual se ejecuta por medio de la saliva, hay casos destacables. «Puede ocurrir que un padre no desee que su hijo, ya un poco mayorcito, sepa que ha amado hacerse la prueba», ha dicho Alemañ. En esta situación, la opción tienen la posibilidad de ser recortes de uñas, cabellos arrancados de raíz, un chicle, un chupete, secreción nasal o ropa interior sin lavar. Alemañ afirmó que se puede conseguir un perfil » de algún cosa que tenga dentro un resto biológico».
En los últimos nueve años, quienes manejan este negocio han popular toda clase de historias: la mayor parte son padres de jovenes chicos, movilizados por su propia desconfianza o forzados por la desconfianza de sus familiares. El 80 por ciento de quienes acuden a CeFeGen sólo buscan aclarar inquietudes, y entre el 85 y el 90 por ciento sale por la puerta con la paternidad confirmada. «Hay ocasiones que se van muy contentos y hay ocasiones que se van muy tristes, independientemente del resultado», detalló Alemañ.
¿Es legal?

Más allá del triunfo de ventas de esta clase de exámenes, abogados perfeccionados en España alertan de los usos legales de los resultados. En casos donde el resultado declara que no hay vínculo genético y el padre mencionado escoge llevar a cabo acciones legales contra la madre biológica para quedar eximido del pago de la cuota alimentaria, entre otras cosas, la prueba no puede ser del tipo «casero». Para que la prueba sea aceptada en un juicio, debe garantizase «la cadena de custodia de la muestra», o sea, el paseo desde que se toma la muestra hasta que se distribución al laboratorio, que debe ser autorizado por el Ministerio de Justicia para tales efectos.